miércoles, 26 de octubre de 2011

Días en los que el mundo es demasiado grande.






Una de las frases más conocidas del portugués Fernando Pessoa es "viajar perder países". A ella se refiere Enrique Vila - Matas en uno de sus libros. Y precisamente, el escritor catalán habla de la grandeza del mundo y de la nimiedad del ser humano en "Hijos sin Hijos". En el prólogo de su libro comienza con una frase de Kafka: "Rusia ha declarado la guerra a Alemania. Por la tarde fuí a nadar".


Esta recopilación de frases de grandes escritores y pensadores viene a colación de sentimientos diarios que todos experimentamos.


(Hijos sin Hijos) Ayer me comía el mundo. Me sentía como "un hijo sin hijo" de Vila-Matas. La Tierra se me quedaba pequeña. Yo me sobraba y me bastaba en el mundo. Nada se me antojaba especialmente grande y, todo parecía, excesivamente pequeño. No dependía de nada, ni de nadie. No había explicaciones de ayer que dar en el hoy. Ni tiempo que gastar pensando en el futuro. En el mundo pasaron cosas por la mañana, por la tarde, acudí a clase. Mi vida seguía y el mundo por comer estaba ahí. ("Viajar, perder países")


Sin embargo, hoy me he sentido especialmente pequeña. El mundo se me ha antojado demasiado grande. Me he replanteado lo hecho, lo dicho, lo aprendido. Y ahí esta la clave. En el aprender. Cuántas más enseñanzas recibo, más pequeña me siento. El tiempo se me antoja demasiado escaso, en comparación, con todo lo que resta por saber, por concoer...


Gastaría dinero pensando en el futuro.

Me abruman las cosas que pasan por la mañana.

Porque por la tarde, cuando voy a clase, no me da tiempo a digerir lo sucedido antes.

Y mucho menos lo que vendrá después.


Pero en los dos días el mundo por comer sigue ahí. Aunque en unos me sienta Pulgarcito y en otros Kafka.

martes, 13 de septiembre de 2011

El arte de cuestionar.



Según la RAE este es el significado de cuestionar: controvertir un punto dudoso, proponiendo las razones, pruebas y fundamentos de una y otra parte, mientras que el de opinar: discurrir sobre las razones, probabilidades o conjeturas referentes a la verdad o certeza de algo. Por último, criticar: censurar, notar, vituperar las acciones o conducta de alguien.

La semana pasada el tema estrella de debate en las tertulias futboleras giraba en torno a una #ligademierda -según Twitter y un conocido presidente de un club del sur-. En concreto, se cuestionaba la diferencia abismal entre Barça y Madrid con respecto al resto de clubes de primera división, para terminar criticando a la competición que ampara a todos: La Liga. En la segunda jornada, el Barça empató ante la Real Sociedad a domicilio, mientras que el Real Madrid se las vió y deseó para ganar al Getafe en su casa. Una semana después ya no se cuestiona, para terminar criticando nada. Simplemente se opina sobre los veinte clubes amparados en la Liga y su participación en la segunda jornada.

El Barça ha empatado frente al Milán en su campo en el primer partido de Champions en la fase de grupos. Primero se cuestionará el "momento" que atraviesa el club de Pep Guardiola -vigente campeón de la Champions y la Liga-, para continuar criticando las decisiones del entrenador: las rotaciones, poco movimiento de banquillo, sacar a Villa del campo antes de tiempo... Pronto el Barça jugará su segundo partido de Champions. Y si gana, no se cuestionará, ni criticará nada. Simplemente se opinará sobre el juego de los blaugrana.

Todo este trabalenguas léxico tiene un sentido. Si cuestionar es aclarar un punto dudoso proponiendo razones de una y otra parte. Si opinar es debatir sobre las razones sobre la certeza de algo. Y si criticar es censurar una conducta en algo o de alguien... Digo yo, ¿no será más lógico opinar -debatiendo la certeza o no de algo-, para después cuestionar -si existen dudas proponer argumenos que las sustenten- y si es necesario criticar -censurar la certeza de esas dudas constatadas-?

Ejemplo práctico: Una persona discurre sobre las razones que sustentan la teoría de una #ligademierda (OPINAR). Si existen dudas sobre su certeza o no, analizarlas proponiendo argumentos (CUESTIONAR). Y si se confirman, censurar el hecho de tener una #ligademierda (CRITICAR). Así a los siete días nadie tendría que retractarse de lo dicho -cuestionado- porque simplemente era una opinión -no afirmación argumentada- y mucho menos una crítica -que ha demostrado no tener fundamento alguno-.

Por cierto, según la RAE esto es: RECTIFICAR -aparte de sabios-: corregir las imperfecciones, errores o defectos de algo ya hecho.

martes, 30 de agosto de 2011

El destino, sus caprichos y el Príncipe Raúl



El destino es cuanto menos caprichoso. Sino que se lo digan a Raúl. El pasado año la selección española de fútbol fue premiada con el Prícnipe de Asturias del Deporte y este año el jugador del Shalke está nominado -por ahora- a título individual para el mismo galardón.

La elección del madrileño sería histórica, ya que por primera vez un jugador de un deporte en equipo sería distinguido de manera independiente. Será porque Raúl solo hay uno y ya que en el club de sus amores no le han honrado como se merece, toca hacerlo por otra vía.

No sería el más joven -ya lo fue Nadal en el 2008- y tampoco sería un premio a un Raúl retirado o en otros menesteres deportivos como entrenador. Se le premiaría por su distinción dentro y fuera del campo, por su comportamiento modélico, por su respeto, conducta deportiva -nunca ha sido expulsado- y por su palmarés. Y en este último apartado aparece el caprichoso destino.

El año pasado Raúl miraría desde su casa en Alemania como sus compañeros de La Roja recibían el premio, con orgullo y tal vez cierta envidia - de la sana-, pero... ¿cuánto hubiera dado Raúl por estar allí? ¿por recibir ese galardón de manos del Príncipe Felipe con motivo de los éxitos de la selección?. Triunfos que disfrutó, pero desde casa. Por eso no estuvo en Oviedo el pasado año. Porque la selección siempre ha sido y será la espinita del Gran Capitán de la selección y del Real Madrid. Dejó su "7" a David Villa y llegaron las copas a las vitrinas del combinado nacional.

Ingrato remordimiento del que podría resarcirse a medias con la obtención del Príncipe de Asturias. El viernes se conocerán los ganadores. Raúl simplemente por estar nominado, ya ha vencido, por ahora, al caprichoso destino.

domingo, 28 de agosto de 2011

Aquellos hombres locos de Madison Avenue...



Necesito un Mad Men a mi lado. A la espera de la nueva temporada de la serie protagonizada por Jon Hamm, ayer refresqué mi memoria visionando el último capítulo de la cuarta temporada. Y de paso reviví mi dormida pasión sobre esos hombres locos de Madison Avenue.

"El amor fue inventado por tipos como yo para vender medias" D. Draper.
Si comienzo este post afirmando que necesito un Mad Men cerca -entiéndase a Don Draper- es porque es mejor asumirlo ya. Las mujeres somos más inteligentes que los hombres -no lo digo yo, sino el British Journal of Psychology-, pero en realidad tenemos la innata y eterna manía de ser inútiles frente a ellos. ¿Cómo? Escogiendo a los que más caña nos dan. Es decir, un Don Draper del siglo XXI cualquiera que nos quiera hoy sí, mañana no y nos cree dependencia hacia su persona al amparo de nuestros vaivenes emocionales.

Ya lo dice el propio Draper: "Lo que llaman amor fue inventado por tipos como yo para vender medias". Siendo uno consciente de la realidad, no hay engaño. El amor es una farsa o invento publicitario, como lo es la Navidad a El Corte Inglés. Asumámoslo. Y de paso ya sabemos que los chicos malos como Draper no aman, hacen de la palabra amor su mejor aliado publicitario.

"La felicidad es el consuelo de que lo que estés haciendo, está bien" R. Sterling.
Abierta la veda de los publicistas de Madison Avenue, seguiré con otras cuantas "verdades". Una nueva palabra mayor, de esas que llenan la boca de su portador: FELICIDAD.

Qué bien suena. Como amor. Pero... ¿qué es?

Según Roger Sterling -socio y compañero de batallas de Draper-:
"la publicidad está basada en una cosa, la felicidad. ¿Y sabes qué es la felicidad? La felicidad es el olor de un coche nuevo. Estar libre de miedos. Una valla al lado de la carretera que chilla el consuelo que lo que sea que estés haciendo está bien". En resumen. La felicidad es la autocomplacencia. El conformismo en definitiva. La aceptación de nuestros actos. No es un estado onírico supremo. No es un sueño inalcanzable. No es lograr el karma. Es resoplar, resignarse y aceptar que lo hecho, hecho está y... más vale pensar que bien.

"La gente no compra cigarros por marketing, sino porque son adictos" D.Draper.
Otra perla de Draper. Y quién dice tabaco lo puede trasladar a cualquier adicción material con sustancias adictivas palpables o al plano de lo emocional y de personas adictivas palpables.

Concretamente Draper dice: "La gente compraba cigarros antes de que Freud naciera (...) La gente no compra tabaco por marketing, sino porque son adictos. El secreto está en los productos. Frabricar muchos que la gente tenga que comprar".

En resumen, las necesidades no nos las crea la publicidad, sino las adicciones que elegimos. Una vez somos esclavos de nuestros vicios -materiales o emocionales-, como lo somos de nuestras filias y fobias... Estamos vendidos y desamparados a la deriva de la publicidad y los objetos de nuestras pasiones.

"Un día estás en la cima y de pronto una loca te atropella con un cortacésped" Joan Holloway.
La curvilínea y sensual Christina Hendricks que encarna a la jefa de secretarias Joan Holloway suelta, con gran acierto, esta frase: "Así es la vida, un día estás en al cima del mundo y de repente, una loca te atropella con un cortacésped". Frase que bien se le podría aplicar a ella misma. Hendricks gracias a Mad Men ha alcanzado la fama y el reconocimiento a su trabajo como actriz. Con el plus de un físico exuberante a la par que característico. Grandes curvas que alejan el sex appeal de la típica foto de una chica delgada. Sin embargo, ese imponente cuerpo que Dios le ha dado -como ella misma reconoce-, también ha sido el origen de no pocos disgustos para Hendricks. Está en la cima, su nombre aparece en todas las listas de mujeres más sexys del planeta, le llueven las ofertas para cine y TV, pero le atropellan con un cortacésped cada vez que tiene un evento. No encontró diseñador para la última gala de los Premios Emmy -homónimos de los TP Españoles- y ahora no encuentra bañador a su medida. Ser consecuente con la imagen de mujer voluptuosa y orgullosa de sí misma no está resultando fácil para la pelirroja de moda. Suerte que por ahora las joyas no le dan problemas y ejerce de imagen de marca para la línea de joyería de Vivienne Westwood.

El cortacésped no ha pasado del todo...

sábado, 27 de agosto de 2011

La humildad por bandera



Rafa Nadal ya está en Estados Unidos con motivo del US Open que arranca el próximo lunes. El manacorí busca revalidar el título americano que ya consiguió en 2010 frente a Novak Djokovic. Pero antes de coger la raqueta, tiene otros compromisos en la tierra de Obama.

La pasada semana acudió al programa The Late Show with David Letterman; latenight norteamericano presentado por David Letterman en la cadena CBS. Su homónimo en España sería el ya desaparecido Buenafuente de La Sexta.

El tenista no tardó en meterse al público en el bolsillo gracias a su desparpajo. A pesar de que no era el invitado chistoso de la noche, ya que después vendría Ashton Kutcher, emergente actor cómico de moda tras su incorporación a la serie Dos Hombres y Medio tras la marcha de Charlie Sheen.

Rafa habló de su inicio en el tenis a la temprana edad de 3 años, de su mentor y tío, Toni Nadal, de sus ídolos y su Mallorca querida. Temas que en España son totalmente conocidos por todos, hasta por los menos duchos en el mundo del deporte.

Sin embargo, Nadal no se ganó a los americanos con historias del ayer y de hoy. Lo hizo con su innata simpatía, su amplia sonrisa, su carismática ceja levantada, pero especialmente con su humildad.

Humildad al reconocer que tal vez sea tan bueno por tener a Roger Federer como rival y haberle batido. Humildad al afirmar que a pesar de ser ya para muchos el mejor deportista español de la historia, él se ve como un héroe más de tantos.

En boca de otros, puede sonar a parrafada previamente aprendida al amparo de un buen representante y director de comunicación. Pero saliendo de él suenan a verdad. Eso dota de mayor grandeza a sus triunfos, porque a pesar de engrosar números, estadísticas y vitrinas de trofeos; lo hace con distinción y sencillez. Cualidades al alcance de muy pocos que están en la élite. Muchos llegan a la cima, pero no todos saben mantenerse en pie sobre ella. Solo aquellos que portan la humildad por bandera.

jueves, 25 de agosto de 2011

Ningún final "made in Hollywood"



Un nuevo vehículo se aproxima a la puerta del garaje. Uno de tantos que se han acercado esa mañana a la entrada del Ministerio. Uno de los muchos que ha chequeado la joven con su inseparable aparato similar a un palo de golf. Ella es una Policía encargada de rastrear todos los bajos automovilísticos en busca de bombas. Yo pasaba por allí cuando procedía a realizar esta rutinaria acción.

Tal vez debido a una noche excesivamente cinéfila por culpa del insomnio, mis pensamientos me llevaron por extraños derroteros con una taza de café en la mano, unos minutos más tarde. Ya alejada de la puerta del Ministerio y del detector con forma de palo de golf.

Si la vida real fuera una película de Hollywood el instante del rastreo sería ralentizado. No duraría diez segundos, tal vez veinte. De fondo comenzaría a sonar una banda sonora intrigante cuyo volumen iría in crescendo con la intriga. Acorde con las imágenes. Plano corto de los bajos, plano corto del detector. Mirada de la joven. Nuevo plano corto de bajos y detector. El vehículo se adentraría lentamente en el garaje del Ministerio. Plano oscuro. Silencio.

Todo esto, si la vida real fuera película de Hollywood. Pero no lo es. Ni para esta rutinaria acción, ni para ninguna otra. Tomar un café es tomar un café. Depende del lugar tendrá un toque más bohemio, urbanita, clásico o desesperante. Pero es un café. Sin más. En todo caso con azúcar o sacarina.

Una pelea es una pelea. Con gritos, con insultos, con palabras dañinas, con gestos rápidos, con miradas furiosas. Pero sin música. En todo caso la radio o la tele de fondo.

Y si lo es para un café o una pelea, ¿por qué nos empeñamos en creer que las relaciones son made in Hollywood? Acaso cuando comenzamos a sentir algo por otra persona ¿aparece Billy Wilder para darnos el guión al más puro estilo Sabrina? ¿se encarga Steven Spielberg de los efectos especiales como hiciera en E.T? ¿Patricia Field aparece con un burro cargado de ropa para diseñar nuestro estilismo a lo Sexo en Nueva York? ¿Roy Orbison está listo para cantar Pretty Woman? ¿nuestro galán es Gary Cooper o Richard Gere?

No. Pero ya podrían estudiar los científicos por qué nuestra cabeza tiende a posicionarnos en medio de un set de rodaje haciéndonos creer que es así. Y no lo es. Será mejor. Será peor. En definitiva, será lo que es toda historia de amor: una historia. Pero sin el león de la Metro Goldwyn Mayer al inicio, ni las clásicas letras The End al final.

lunes, 20 de junio de 2011

¿El Fin de Una Era?




Cuando escuchaba con atención a mi abuelo mientas me contaba sus historias de la guerra (cruentas, duras, tiernas... o al menos contadas con un toque de ternura a su nieta) sabía que me estaba transmitiendo sus batallas. Historias del ayer. De su pasado. Porque era mayor. Y tenía muchos ayeres y aún más tiempos en pasado.

De un tiempo a esta parte soy yo la que me cuento mis propias batallas. Aquellos días en los que el Real Madrid era el club más laureado del momento. Aquellas noches de verano sin preocupaciones sentada a la luz de la luna en el pueblo con mis amigas. Aquellos caminos de casa al colegio de la mano de mi madre. Aquellas tardes de otoño sentada en el césped de la Facultad de Ciencias de la Información. Áquel primer día de clase. El primer beso. El primer o segundo desamor...

Echo la vista atrás y es mucho lo rodado. Veinticinco años de vida sin ir más lejos y sin ánimo de ir más cerca. Miro hacia adelante timídamente, es decir, al presente, y encuentro poco más. Es mucho lo vivido. Muchos ayeres que contar a un supuesto nieto que está por llegar -como mínimo en otros veinticinco años-. Y ¿qué decir del presente? Que cualquier tiempo pasado no fue peor que el ahora. Pero si se hace camino al andar como decía Machado, creo que lo mejor está por llegar.

Soy mayor si cuento mis ayeres. Soy joven si cuento mis años. Soy presente en stand by. En el fin de una era. En el límite del bien... o del mal.

martes, 19 de abril de 2011

El Diablo viste de Esponja de Scotch Brite



Sí. Mi "diablo" viste de esponja de Scotch Brite. ¡Ójala vistiera de Prada como el de la novela de Lauren Weisberger! O mejor aún, fuera mi admirada Meryl Streep de la película de David Frankel -sin ánimo de ser una servidora Anne Hathaway-. Y no tengo nada en contra de Scoth Brite, ni de los estropajos que todo humano usa para lavar sus platos cuando no hay un lavavajillas a mano.

Entiéndase. Es una metáfora. Y mi "adorado" diablo es una mezcla entre un estropajo y un dibujo animado llamado Emily "The Strange". Pues bien. Este híbrido hoy me ha tirado un jarro de agua fría metafórico -valga la redundancia- en forma de años. En concreto un cuarto de siglo. Es decir, 25 primaveras.

Para todos aquellos que dicen que la edad no importa, que tener el espíritu joven es la clave, que la experiencia es un grado, que la arruga es bella y sucedáneos... Que tengan a buen recaudo no cruzarse con una Scoth Brite cuando menos se lo esperan.

El simpático híbrido -en mi caso disfrazada de modernita- te abofetea con sutileza. Te camela, admira lo bien que llevas tus 25, pero cuando menos te lo esperas, te recuerda con dureza ¡qué bellos fueron los 20!. Y falta poco para que con la misma alevosía te suelte un ¿oíste, abuela?.

Podría caer en una cadena de rencorosas alegaciones en su contra. Pero como no he buscado ningún testigo y mucho menos un juez, me limito a tirar de refranero español:
"dónde las dan las toman (baby)" -la última palabra corre a mi cuenta-
"Y más vale el Diablo, por viejo,que por diablo"...
(¿Continuará?)

PD: Por cierto, queda claro que ahora "la mala" soy yo. Y no, no visto de Prada. Pero tampoco soy una Scoth Brite disfrazada de modernita. Soy una modernita impregnada de los ochenta y anteriores, y... ¡¿por qué no?! venideros.

martes, 8 de marzo de 2011

A la hora de sentir, cada uno lo hace a su manera.



Tarde soleada y primaveral en la Plaza Mayor de Madrid. Disfruto de un café en una de las clásicas terrazas del enclave con mis familiares. Llama mi atención la niña de la mesa de al lado. Es pelirroja, blanquita y con pecas. Igualita que Pipi Calzaslargas, vaya. Aunque no es sueca como el personaje de Astrid Lindgren, sino francesa. “Pipi” está degustando una enorme napolitana rodeada de otros dos niños y un bebé -presumiblemente sus hermanos- y dos adultos -supuestamente sus padres-. Tras finalizar su bollo, se dirige al bebé mientras sus progenitores piden a un paseante que les haga una foto. En cuestión de segundos se suceden los hechos: la pelirroja va a coger al bebé, pero éste resbala, cae al suelo y golpea con fuerza su diminuta cabeza contra las baldosas de piedra de la plaza. El bebé llora. La niña no da crédito a lo acontecido y su gesto denota un pavor digno de un adulto. El llanto del bebé se debe al golpe. El de ella por lo que ha causado involuntariamente y el dolor de su hermano.

¿A qué viene todo esto?


Viene a que en la vida sucede lo mismo a gran escala y la mayor de todas es la de los sentimientos humanos. Siempre hay una víctima y un verdugo. Ya sea ante una ruptura amorosa o cualquier doloroso contratiempo. No hay medias tintas. En materia de la “patata” jamás las ha habido, ni las habrá. Pero “Pipi” no es ni mucho menos una verduga, sino una víctima de sus actos involuntarios como su hermano. En muchas ocasiones, tampoco lo es la persona que decide romper una relación, la que firma un despido, la que hace las maletas y se marcha, el que opta por salir de casa en vez de encerrarse en ella. A la hora de sentir cada uno lo hace a su manera. A la de sufrir, también.

Pd: He de decir que la madre acalló con rapidez el llanto del bebé aunque no pudo hacer lo mismo con su chichón. “Pipi” pasó unos cuantos minutos más con la mandíbula desencajada y gesto asustadizo.

miércoles, 2 de marzo de 2011

Ha nacido un nuevo Rey Sol del fútbol: Raúl I de España y V de Alemania



No fue una decisión fácil. Hacer las maletas nunca lo es. La comodidad invita a quedarse en casa, por mucho que el hogar empiece a caerse encima. Los valientes son los que parten sin mirar atrás, con o sin exceso de equipaje. Importan las ganas de abrir una nueva página en la historia personal, cuenta la ambición de querer siempre algo más, de saber que nunca es suficiente. Así Carlos V de Alemania y I de España creó un imperio donde jamás se ponía el astro rey. De esta manera ha nacido un nuevo rey Sol y se llama Raúl González Blanco.

Tiene 33 años como Cristo y sabe que su vida futbolística pronto llegará a su fin. Si no hubiera decidio hacer las maletas tal vez habría llegado antes. Su adiós definitivo hubiera sido un calvario en el banquillo. Su encumbramiento a los cielos más rápido, desde el templo blanco. Él decidió cambiar la historia con los primeros rayos del verano. Dijo adiós al club de sus amores con lágrimas en los ojos y partió rumbo a Alemania sin dejar que estas le cegarán. Su instinto tan goleador como acertado le indicaba que aún podía seguir soñando y disfrutando con el balón en los pies, con el 7 a la espalda y como titular. Listo el madrileño tanto dentro como fuera del campo es consciente de sus limitaciones. El Ferrari va perdiendo fuelle y hay campeonatos en los que uno ya no puede lidiar saliendo el primero. También algunas espinas de la corona no podrán ser sacadas: ganar un Mundial, una Eurocopa, o una Copa del Rey española, pero quién dijo que fuera imposible ganar la alemana.

Ahí está Raúl. Batiendo récords. Su equipo sigue vivo en Champions. El gran capitán continúa marcando goles en Europa. Aumentando su leyenda, yendo a por los números de otros grandes del fútbol -como él- para superarles en partidos en Europa y en goles en competiciones del viejo continente. Dispuesto a ganar con el Shalke 04 la Copa, no del rey Juan Carlos, pero sí la alemana. Ese es su objetivo y ayer colocó a los suyos con su gol en la final de dicha competición. Delante tenía a un viejo conocido, el siempre temido Bayern. Pero Raúl ya le había hincado el diente al equipo de la aspirina, como ya hizo cuando bajo los tres palos estaba ese ogro entrañable llamado Oliver Kahn.

Le queda gasolina al Ferrari. Hay puertos por conquistar para el nuevo rey sol. Los habrá mientras las piernas no flaqueen y sigan quedando los pozos eternos de su humilde ambición.