miércoles, 2 de marzo de 2011

Ha nacido un nuevo Rey Sol del fútbol: Raúl I de España y V de Alemania



No fue una decisión fácil. Hacer las maletas nunca lo es. La comodidad invita a quedarse en casa, por mucho que el hogar empiece a caerse encima. Los valientes son los que parten sin mirar atrás, con o sin exceso de equipaje. Importan las ganas de abrir una nueva página en la historia personal, cuenta la ambición de querer siempre algo más, de saber que nunca es suficiente. Así Carlos V de Alemania y I de España creó un imperio donde jamás se ponía el astro rey. De esta manera ha nacido un nuevo rey Sol y se llama Raúl González Blanco.

Tiene 33 años como Cristo y sabe que su vida futbolística pronto llegará a su fin. Si no hubiera decidio hacer las maletas tal vez habría llegado antes. Su adiós definitivo hubiera sido un calvario en el banquillo. Su encumbramiento a los cielos más rápido, desde el templo blanco. Él decidió cambiar la historia con los primeros rayos del verano. Dijo adiós al club de sus amores con lágrimas en los ojos y partió rumbo a Alemania sin dejar que estas le cegarán. Su instinto tan goleador como acertado le indicaba que aún podía seguir soñando y disfrutando con el balón en los pies, con el 7 a la espalda y como titular. Listo el madrileño tanto dentro como fuera del campo es consciente de sus limitaciones. El Ferrari va perdiendo fuelle y hay campeonatos en los que uno ya no puede lidiar saliendo el primero. También algunas espinas de la corona no podrán ser sacadas: ganar un Mundial, una Eurocopa, o una Copa del Rey española, pero quién dijo que fuera imposible ganar la alemana.

Ahí está Raúl. Batiendo récords. Su equipo sigue vivo en Champions. El gran capitán continúa marcando goles en Europa. Aumentando su leyenda, yendo a por los números de otros grandes del fútbol -como él- para superarles en partidos en Europa y en goles en competiciones del viejo continente. Dispuesto a ganar con el Shalke 04 la Copa, no del rey Juan Carlos, pero sí la alemana. Ese es su objetivo y ayer colocó a los suyos con su gol en la final de dicha competición. Delante tenía a un viejo conocido, el siempre temido Bayern. Pero Raúl ya le había hincado el diente al equipo de la aspirina, como ya hizo cuando bajo los tres palos estaba ese ogro entrañable llamado Oliver Kahn.

Le queda gasolina al Ferrari. Hay puertos por conquistar para el nuevo rey sol. Los habrá mientras las piernas no flaqueen y sigan quedando los pozos eternos de su humilde ambición.

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