miércoles, 20 de enero de 2010

PINCELADAS


Los elefantes de Dalí no comieron nunca peras de Cezanne. De haberlo hecho sus piernas no serían tan delgadas como los alhambres.

Me gusta pensar que a Munch le irritó ver cómo los amantes de Klimt se besaban.

Después de todo, no fue el perro de Goya quien le arrancó la oreja a Van Gogh, fue el niño paralítico de Bacon que también camina a cuatro patas.

1 comentario: