La sombra de Diego Armando Maradona es, todavía hoy, demasiado alargada, y a la sombra hace demasiado frío.
El Delantero del F.C.Barcelona, Lionel Messi, fue galardonado hace algunas semanas con el Premio FIFA World Player en una gala previsible y anodina (como son todas las galas deportivas en las que se conocen los resultados de manera anticipada) celebrada en la helvética ciudad de Zurich. El enésimo reconocimiento para el santafesino en un año, el 2009, en que lo ha ganado casi todo, tanto a título individual como a nivel colectivo. Y digo casi porque el mejor futbolista del planeta no cuenta aún con el respaldo de la hinchada argentina y esto, dejando de lado todo tipo de discusión chauvinista, no deja de resultar paradójico. Lo crean o no, cuando "la pulga" se enfunda la elástica albiceleste es solamente eso, una pulga.
El problema quizas tenga que ver con el gusto de los argentinos por endiosar seres humanos. Maradona colgó las botas hace ya demasiados años, pero sigue llevando a cuestas ese dudoso disfraz de mito viviente, interminablemente "resucitante", cada vez que pisa un terreno de juego. Maradona es el héroe del pueblo, un héroe de uñas sucias, el hijo del polvo. Lo era como futbolista y lo seguirá siendo siempre. Por todos es conocida la predilección de los "barras bravas" por el polvo. Messi no sabe lo que es jugar un solo partido del Torneo Apertura, es un exiliado, un fugitivo, el diamante de la Masía blaugrana, un diamante con demasiado brillo.
Resulta inevitable no caer en comparaciones, en todo caso odiosas, entre uno y otro, pero el debate adquiere una nueva dimensión si tenemos en cuenta que ambos están ahora en el mismo barco, y maradona tiene el timón y Messi es solo uno más a bordo. ¿Será capaz el controvertido seleccionador albiceleste de sentar en el banquillo al mejor futbolista del mundo? Probablemente no, pero hoy por hoy es más facil que "El Cholo" Simeone releve a Maradona en el banquillo argentino a que Messi pase a ocupar el sitio de "el pelusa" en el terreno de juego. Maradona no tiene relevo como futbolista porque no tiene ni tendrá nunca relevo como "personaje", como mito, y la barrera entre una y otra acepción se ha ido haciendo con el transcurso de los años y de los acontecimientos, insalvable.
La cita mundialista de Sudáfrica dictará sentencia y probablemente todos puedan salir beneficiados del envite, porque Argentina se la juega, una vez más, como casi siempre. Y una vez que termine el Mundial regreserá el debate (siempre ocurre lo mismo en el fútbol) y nacerán en un futuro nuevos Leo Messi pero siempre bajo la alargada sombra de Maradona, siempre muertos de frío.
No hay comentarios:
Publicar un comentario