domingo, 13 de diciembre de 2009

La Vida Secreta de Las Palabras contra La Insoportable Levedad del Ser


Me esfuerzo. Lo intento sobre manera. Trato de ser lo más precisa posible en el siempre complicado proceso de ir modulando mis pensamientos desde la parte de arriba de mi ser, y sentimientos, desde el centro neurálgico de mi yo. En un momento dado ambos se unen, desconozco a qué altura, ya que no siempre es la misma. Finalmente, los dos caminan de la mano hasta mi boca y yo los escupo en forma de palabras. Sí, los escupo. ¿De qué otra forma pueden salir los sentimientos y pensamientos si no es de ésta?

Una vez más es imposible. Un nuevo fracaso. Jamás lograré soltarlos de una forma pura. Jamás conseguiré expresarlos sin dañarlos por el camino. Una vez más la culpa es de las palabras. Esas infieles compañeras a las que siempre recurrimos por la inexplicable manía de poner un nombre, una palabra a todo. Hasta a los hechos más nimios, hasta a los más evidentes.

Sigo sin obtener respuesta a esa duda que siempre me atormenta. O las palabras tienen vida propia, una vida secreta. O la levedad del ser es mucho mayor de lo que ya suponía. Y ante esto, ¿qué puedo hacer sino resignarme?

Seguiré escupiendo por aquella manía de acompañarlo todo con palabras. Seguiré intentando ser precisa en el proceso de elaboración. Seguiré fracasando una vez más, para mi desconcierto.

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